Monday, June 6, 2011

Córdoba y Rosario

Sé que me has pedido que escriba menos sobre nuestras excursiones, pero quiero por lo menos escribir un poco sobre mis impresiones de Córdoba y Rosario.

De Córdoba recuerdo que, al contrario de lo que he esperado, no había tanta gente jóvenes (estudiantes de la universidad) que salían esa noche cuando llegamos.

Entonces, si no hubiera un partido de Heat vs. Bulls en el NBA finales, sería una noche bastante aburrida. Pero vimos eso partido, y pasamos bárbaro. No fue una experiencia tan argentina, pero bueno. También, comimos (nosotros cuatro chicos) un sándwich de lomo en el famoso 826 o 268…no recuerdo exactamente el nombre del restaurante pero la comida fue riquísima. Casi me morí de placer. Déjame explicar. Fue el tipo de cena donde no hay lo que los economistas llama “la ley de rendimientos decrecientes”. El primer mordido fue delicioso. Y el segundo, y el tercero. Pero esta consistencia de placer no llegó al costo de cuantidad de comida. Al fin de la cena, estaba muy contento. Un cena…perfecta.

En Rosario, pues, fue un sueño en todos los sentidos de la palabra. Mi primer día fue una mezcla de caminar, dormir, realmente no recuerdo mucho de ese día, sino un sentimiento vago de gozo. Nuestro segundo día fue un sueño porque esa mañana tuve la peor resaca. Alrededor de mediodía, desapareció la resaca, y el contraste entre el dolor y el sin-dolor en mi cabeza fue tan grande que todo el mundo me parecía como una cosa fantástica, con colores, con vida. Ayy. Un sentido muy bueno.

Pero recuerdo de una historia sobre un chico que vio a su amigo golpeando contra una pared con su cabeza. Cuando le preguntó por qué hacía esto, su amigo le dijo: “porque quiero el sentido de placer cuando paro.”

Por eso, nunca voy a entrar en un concurso de beber con Jack nunca más.

De todos modos, disfruté el museo, la playa, etc. No necesito regurgitar sobre estas cosas.


el monumento de las banderas

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