Una observación bastante obvia, pero hay Grafiti en todos los partes de este país.
Cada mañana, cuando tomo el subte a UADE, veo la grafiti en las paredes. Lo vi en algunas publicidades en los parques de Barlioche, en Mendoza, y en Corodoba también.
Julio Córtozar lo hizo romántico el grafiti. En ese cuento, fue (digo yo, para mí) ambos un representación de agridulce amor y un protesta contra opresión. Hay, por estos, una legitimidad a la grafiti. Lo elevó Córtozar al plano de ‘arte’, sea lo que sea.
Pero frecuentemente, esto no es el grafiti que veo en las paredes de la ciudad. Algunas son sobre la política pero son crudos, maleducados, sin (para mí) ninguna de la elegancia o matiz del grafiti que vimos en la peliculita de ese cuento de Córtozar. “Kircher puta”, por ejemplo.
Por la mayor parte, el grafiti que veo en esta ciudad son feos (negro, sin muchas muestras de talento artístico), crudos.
Y me hizo un poco enojado. Qué línea flaca entre arte y pelotudos tan egoisticas que creen que todo el mundo debe ver su grafiti en vez de disfrutar de un espacio limpio. Digamos, vándalos.
Pero conozco que esta línea flaca también cambia, depende en la persona.
por lo menos esto se esfuerza a ser interesante
Monday, May 30, 2011
Voy a abrir un Mcdonalds Acá
¿Dónde está el servicio? Haré una cosa muy porteño: quejaré. Pedí para un combo Big Mac y esperé para 27 minutos. 27 minutos, para “comida rápida”. Mi Big Mac ya está, y los papas fritas ya están. Pero la chica detrás del mostrador no hizo nada, ni sus compañeros que demostrarían más interés en charlar y lentamente “limpiar” un mostrador ya bastante limpio.
Después de un rato, dije:
“Ehh…Senora, mi Big Mac es listo.”
“Ok”, dijo ella, y seguí a limpiar el mostrador.
Esperé 14 minutos más. (Estaba contando, tenía un reloj.)
Detrás de yo, había una fila muy larga. Es muy popular, McDonald’s. Siempre veo mucha gente. Pero el servicio es tan mal. Si abro un restaurante que opera eficientemente, ganaré mucha plata. Algunas ideas para mejorar el servicio:
1) Si está listo toda la comida, la prioridad primera es darlo al cliente. Oí que los militares, para realmente torturar alguien, pondría un Big Mac antes de alguien: fresco, listo, pero no se puede comerlo.
2) No debes colmar la bebida primero antes de todo. Si mi bebida espera por 27 minutos
conmigo, el hielo funde y la coca sería sin gas.
Estos dos son mis sugerencias primeras, pero voy a pensar en más.
¿Esto significa que nunca voy a regresar a este McDonald’s? Claro que no. Pero ¿tendré más opiniones quizás irrazonables sobre el desastre que es la economía argentina? Claro que sí.
la verdad es que es siempre irresistible, con bien o mal servicio
Después de un rato, dije:
“Ehh…Senora, mi Big Mac es listo.”
“Ok”, dijo ella, y seguí a limpiar el mostrador.
Esperé 14 minutos más. (Estaba contando, tenía un reloj.)
Detrás de yo, había una fila muy larga. Es muy popular, McDonald’s. Siempre veo mucha gente. Pero el servicio es tan mal. Si abro un restaurante que opera eficientemente, ganaré mucha plata. Algunas ideas para mejorar el servicio:
1) Si está listo toda la comida, la prioridad primera es darlo al cliente. Oí que los militares, para realmente torturar alguien, pondría un Big Mac antes de alguien: fresco, listo, pero no se puede comerlo.
2) No debes colmar la bebida primero antes de todo. Si mi bebida espera por 27 minutos
conmigo, el hielo funde y la coca sería sin gas.
Estos dos son mis sugerencias primeras, pero voy a pensar en más.
¿Esto significa que nunca voy a regresar a este McDonald’s? Claro que no. Pero ¿tendré más opiniones quizás irrazonables sobre el desastre que es la economía argentina? Claro que sí.
la verdad es que es siempre irresistible, con bien o mal servicio
Monumentos y La Historia
Una Nota:
La Profesora me ha mandado un mensaje fuerte, y por eso en este lugar (este lugar metafísica del blog), voy a ejecutar algunos cambios. Primero, voy a hablar menos de nuestras excursiones compartidas, y más sobre mi sujeto favorito: yo sí mismo (y los cambios de la topografía ‘interno’, claro).
De todas modas. Mi mamá me contó dos o tres días antes después de que me desperté a las tres de la tarde (deambulando lentamente al baño, en mis boxeadores), sobre como el chico de Harvard que tenían ellos antes que yo fue un chico “go getter”. ¿Qué significa esto? Pues, por uno, él siempre se despertó muy temprano. También, siempre estaba haciendo cosas afuera de la casa. Dijo mi madre que “nunca lo vi”, y dijo esto con algo casi como nostalgia. No sabía exactamente cómo interpretar estas palabras (¿qué sin vergüenza, quizás?), pero de todos modos sentí de repente un deseo para salir.
Después de esto, me fui para caminar. Simplemente para explorar un poco, conocer más la ciudad y aprovechar de las últimas horas de esto día lindo antes que la puesta del sol. Fui a la Plaza de Mayo, pasando muchos de los sitios que miramos en nuestras excursiones con Gabby.
Estaba con yo sí mismo, y solamente yo sí mismo. Y cuando miraba a los edificios notables, tocados por el sol, me parecieron nuevos y diferentes aunque ya los vimos con Gabby a la empieza del FSP. Estaban lindos, y me di cuenta que aunque disfrutó en aprender sobre ellos, después de este viaje no voy a recordarlos. En vez, voy a recordar los perros callejeros en plazas como eso, en remar, en la Estancia (no tanto el edificio sino ese sentimiento grade de placer y anticipación puro después de esas empanadas riiiicas y antes del asado) y…escribiría más si esto fuera mi diario privado.
De todos modos, son muy lindos, estos monumentos, estas testimonias al pasado y los eventos históricos. Deben ser muy muy importantes, en algún sentido. Pero para mí, y pienso para todo el mundo, no es el caso. Vamos a recordar las cosas tontas (“tontas” en el sentido de que no tienen valor “histórico”). Prefiero así.
La Profesora me ha mandado un mensaje fuerte, y por eso en este lugar (este lugar metafísica del blog), voy a ejecutar algunos cambios. Primero, voy a hablar menos de nuestras excursiones compartidas, y más sobre mi sujeto favorito: yo sí mismo (y los cambios de la topografía ‘interno’, claro).
De todas modas. Mi mamá me contó dos o tres días antes después de que me desperté a las tres de la tarde (deambulando lentamente al baño, en mis boxeadores), sobre como el chico de Harvard que tenían ellos antes que yo fue un chico “go getter”. ¿Qué significa esto? Pues, por uno, él siempre se despertó muy temprano. También, siempre estaba haciendo cosas afuera de la casa. Dijo mi madre que “nunca lo vi”, y dijo esto con algo casi como nostalgia. No sabía exactamente cómo interpretar estas palabras (¿qué sin vergüenza, quizás?), pero de todos modos sentí de repente un deseo para salir.
Después de esto, me fui para caminar. Simplemente para explorar un poco, conocer más la ciudad y aprovechar de las últimas horas de esto día lindo antes que la puesta del sol. Fui a la Plaza de Mayo, pasando muchos de los sitios que miramos en nuestras excursiones con Gabby.
Estaba con yo sí mismo, y solamente yo sí mismo. Y cuando miraba a los edificios notables, tocados por el sol, me parecieron nuevos y diferentes aunque ya los vimos con Gabby a la empieza del FSP. Estaban lindos, y me di cuenta que aunque disfrutó en aprender sobre ellos, después de este viaje no voy a recordarlos. En vez, voy a recordar los perros callejeros en plazas como eso, en remar, en la Estancia (no tanto el edificio sino ese sentimiento grade de placer y anticipación puro después de esas empanadas riiiicas y antes del asado) y…escribiría más si esto fuera mi diario privado.
De todos modos, son muy lindos, estos monumentos, estas testimonias al pasado y los eventos históricos. Deben ser muy muy importantes, en algún sentido. Pero para mí, y pienso para todo el mundo, no es el caso. Vamos a recordar las cosas tontas (“tontas” en el sentido de que no tienen valor “histórico”). Prefiero así.
Sunday, May 15, 2011
¿El sur como el oeste?
Me fascina el papel del oeste, pues, “Oeste” en la cultura y la historia de los Estados Unidos. Cuando era joven, me gustaba ver las películas “Westerns”. En un ensayo que escribí para mi clase de AP American History, escribí (aún esta idea no es solamente mío por supuesto) que el Oeste era y es un símbolo: un vaso para los sueños e ideales de una democracia nuevo. “Go West, young man, Go West” (una cita del autor Horace Greeley) es fijado en la cultura Americana, en la imaginación compartida de la nación. Pienso que esto tiene mucho que ver con el papel de un lugar como Bariloche en la imaginación compartida de Argentina. No tengo ninguna evidencia sino lo que discutimos en clase en nuestra conversación sobre Los Topos. ¿Por qué fue a Bariloche Omar? ¿Por qué tiene una atracción para un hijo de desaparecidos, buscando por su identidad? Quizás sea la atracción de un lugar nuevo, que simboliza sueños nuevos. (Esto tiene que ver con esas cosas sobre el cambio de sexo también.) Como muchos de mis ideas, esto no es muy desarrollado, pero bastante interesante. (Para mí, por lo menos).
En adición, acá un link que tiene que ver con lo que pienso cuando pienso en el “Oeste”. Mira el primer dos o tres minutos, con alto sonido:
http://www.youtube.com/watch?v=3g07eCJef38
En adición, acá un link que tiene que ver con lo que pienso cuando pienso en el “Oeste”. Mira el primer dos o tres minutos, con alto sonido:
http://www.youtube.com/watch?v=3g07eCJef38
Noches en Loche
Siempre nos dijeron los guías: Argentina es un país grande, inmenso, con diversidad de climas y paisajes. No comprendí llenamente hasta que vi los paisajes alrededor de Bariloche.
Es magnífico. Como algo de una pintura, algo del “Hudson River School”. Puedo hablar mucho y mucho más sobre la naturaleza, las montañas que crecen de repente de un desierto (muy similar a la Sudaoeste de los Estados Unidos), los lagos claro, los árboles deciduos, ríos prístinos. Paro. Lo pillas. (También, confié en mí que todo arriba es más poético en inglés.)
En nuestro viaje a Bariloche, y en nuestros paseos a su ambiente vimos mucha diversidad de paisajes; todo muy linda.
El pueblo sí mismo de Bariloche parecía más como un “ski town” o un lugar de Europa (Suiza) que un lugar Latinoamérica. (Quizás aparezca inconsciente esa oración, pero es la verdad.)
Noté que el demográfico refleja esto. Casi todos allá eran blancos, y vi menos de las apariencias indígenas que se puede ver en una ciudad como, pues, Buenos Aires. Noté también en los jóvenes argentinos allá una tendencia a “ski bum” cultura, aunque durante nuestra visita no había nieve.
No tengo mucho más para decir ahora: no es un problema de falta de ideas sino falta de palabras. Tengo muchas fotos, y voy a subirlos luego. Una profesora de literatura quizás máteme para decirlo, pero a veces palabras no son bastantes.
Es magnífico. Como algo de una pintura, algo del “Hudson River School”. Puedo hablar mucho y mucho más sobre la naturaleza, las montañas que crecen de repente de un desierto (muy similar a la Sudaoeste de los Estados Unidos), los lagos claro, los árboles deciduos, ríos prístinos. Paro. Lo pillas. (También, confié en mí que todo arriba es más poético en inglés.)
En nuestro viaje a Bariloche, y en nuestros paseos a su ambiente vimos mucha diversidad de paisajes; todo muy linda.
El pueblo sí mismo de Bariloche parecía más como un “ski town” o un lugar de Europa (Suiza) que un lugar Latinoamérica. (Quizás aparezca inconsciente esa oración, pero es la verdad.)
Noté que el demográfico refleja esto. Casi todos allá eran blancos, y vi menos de las apariencias indígenas que se puede ver en una ciudad como, pues, Buenos Aires. Noté también en los jóvenes argentinos allá una tendencia a “ski bum” cultura, aunque durante nuestra visita no había nieve.
No tengo mucho más para decir ahora: no es un problema de falta de ideas sino falta de palabras. Tengo muchas fotos, y voy a subirlos luego. Una profesora de literatura quizás máteme para decirlo, pero a veces palabras no son bastantes.
Más sobre el peor de los tiempos
Una mañana en Mendoza, un chico llamado Ke compré un “cono de Pizza” porque tenía mucha hambre (y dolor de cabeza). Costó 16 pesos, bastante caro. Mientras caminé, casi me rompí un diente porque todavía estaba hielo el centro del cono.
Un desastre. Después de esto, caminamos por Mendoza buscando para monedas para un colectivo a las bodegas. Había un servicio que alquilar bicis fuera de la ciudad. Mientras buscaba en mi billete para algunas monedas, caí en un agujero. Sí, un agujero. Grité: “FUCK WHAT THE FUCK A FUCKING HOLE” mientas un anciano simpático me dijo: “Debes tener cuidado…hay muchos baches acá.” Gracias, señor.
No tengo tiempo, ni la inclinación, para relatar cada uno de nuestras aventuras en Mendoza, pero voy a decir que por el mayor parte eran experiencias...pues...
Voy a dejarte con algunos hechos breves que aprendí en esa ciudad.
-Si querés un bici, va a Mr. Hugo’s. Es muy amigo mío.
-Toro Viejo es una poción que puede curar todos los males.
-Si estás buscando como nosotros para la Mina de Flores…buscá en algún otro lugar. Ella no vive acá en Mendoza.
Se dice que esto es su hogar.
Un desastre. Después de esto, caminamos por Mendoza buscando para monedas para un colectivo a las bodegas. Había un servicio que alquilar bicis fuera de la ciudad. Mientras buscaba en mi billete para algunas monedas, caí en un agujero. Sí, un agujero. Grité: “FUCK WHAT THE FUCK A FUCKING HOLE” mientas un anciano simpático me dijo: “Debes tener cuidado…hay muchos baches acá.” Gracias, señor.
No tengo tiempo, ni la inclinación, para relatar cada uno de nuestras aventuras en Mendoza, pero voy a decir que por el mayor parte eran experiencias...pues...
Voy a dejarte con algunos hechos breves que aprendí en esa ciudad.
-Si querés un bici, va a Mr. Hugo’s. Es muy amigo mío.
-Toro Viejo es una poción que puede curar todos los males.
-Si estás buscando como nosotros para la Mina de Flores…buscá en algún otro lugar. Ella no vive acá en Mendoza.
Se dice que esto es su hogar.
Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos
Mendoza
El primer día en Mendoza fue increíble. Soltamos del bus, llenos de energía, y descubrimos una poción mágica (hecho por los dios, creo) llamado “Toro Viejo.” Andamos por estos toros viejos y legendarios toda la tarde, y fue una gran tarde. Fuimos a un acuario, donde vimos serpientes grandes y largos, y caminamos por las avenidas amplias de Mendoza. Muchos árboles grandes también: me gustaba mucho las sombras de estos árboles viejos. Tristemente los edificios no igualaran los árboles en belleza: vimos por la mayor parte apartamentos de bloque y edificios que parecían muy utilitario. Esa noche, fuimos a un país llamado Caro Pepes (o algo así) donde un mozo nos trató mal. Mintió sobre el precio de bebidas.
Pero todavía encantados por el hechizo del toro viejo, no importamos mucho y salimos a algunos bares y boliches, buscando como vertible Don Quijote para las míticas minas de Flores.
Si nuestro primer día en Mendoza fue un sueño, nuestro segundo fue una pesadilla. Me desperté al ruido de gemidos de mis compañeros. Por alguna razón tenía un gran dolor de cabeza y sentí un gran deseo para agua. Pero no había agua. En adición, la ventana de nuestro cuarto (en el segundo piso del hostel) fue abierta y el ruido de colectivos afuera era como clavos en tiza… (Más sobre todo esto luego)
Emocionado en el Omnibus
Nota: Escribí esta entrada en el bus y a través de nuestra vacación por mano. Lo que ves acá es, con algunos cambios necesarios, más o menos verbito.
Estoy muy emocionado ahora porque nuestros asientos son, sin exageración, al frente (y en el nivel arriba) del ómnibus. Es como que, para citar Jackecito, “estamos manejando este bus.” Imaginamos que durante la noche, vamos a volar y las estrellas (luces blancos en la oscuridad), estrecharán mientras entramos a “velocidad de luz”. Sí, a veces dejo mi lado “nerd” domina.
Otra cosa: los asientos son muy cómodos. Más cómodo que los asientos económicos en las aviones. Pero, cuando pienso en esto más, me di cuenta que al mismo tiempo usualmente se pasa meno tiempo en una avión. Necesitamos 16 horas para llegar a Mendoza: Necesité menos para viajar de Houston a Buenos Aires.
De todos modos, no me importa mucho esta pregunta en este momento. Voy a tranquilarme. Me alegro que no tengo tarea (¡nada!) por esta semana que viene.
Estoy muy emocionado ahora porque nuestros asientos son, sin exageración, al frente (y en el nivel arriba) del ómnibus. Es como que, para citar Jackecito, “estamos manejando este bus.” Imaginamos que durante la noche, vamos a volar y las estrellas (luces blancos en la oscuridad), estrecharán mientras entramos a “velocidad de luz”. Sí, a veces dejo mi lado “nerd” domina.
Otra cosa: los asientos son muy cómodos. Más cómodo que los asientos económicos en las aviones. Pero, cuando pienso en esto más, me di cuenta que al mismo tiempo usualmente se pasa meno tiempo en una avión. Necesitamos 16 horas para llegar a Mendoza: Necesité menos para viajar de Houston a Buenos Aires.
De todos modos, no me importa mucho esta pregunta en este momento. Voy a tranquilarme. Me alegro que no tengo tarea (¡nada!) por esta semana que viene.
Tuesday, May 3, 2011
Una ocurrencia divertida en la feria de libros
Entre los libros elegantes y caros del stand Random House (un editor transnacional de libros y donde comprábamos Los Topos), busqué frenéticamente para un stand con que podría hacer mi informe. Encontré el stand “Consejo Profesional de Ciencias Económicas” en el mapa, y porque estudio la economía en Dartmouth, empecé a caminar allá.
En mi camino, vi algo, digamos, curioso (Apenas pueda encontrar la palabra correcta en inglés). Había un stand Coreano, y en el medio habían dos maniquíes vestidos en un modo tradicionalmente coreano. Alrededor de los maniquíes fue tres chicas, sonriendo con sus manos formando un “v” mientras un cuarto chica tomaba una foto. Las chicas posando me vieron, y yo levanté un cejo y les di una sonrisa irónica. Ellas empezaron a reírse, y una me preguntó mi nombre. Desafortunadamente, no tenía tiempo para charlar. Dije Ke, mucho gusto, y seguí mi camino.
En mi camino, vi algo, digamos, curioso (Apenas pueda encontrar la palabra correcta en inglés). Había un stand Coreano, y en el medio habían dos maniquíes vestidos en un modo tradicionalmente coreano. Alrededor de los maniquíes fue tres chicas, sonriendo con sus manos formando un “v” mientras un cuarto chica tomaba una foto. Las chicas posando me vieron, y yo levanté un cejo y les di una sonrisa irónica. Ellas empezaron a reírse, y una me preguntó mi nombre. Desafortunadamente, no tenía tiempo para charlar. Dije Ke, mucho gusto, y seguí mi camino.
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