Sunday, May 15, 2011

Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos




Mendoza

El primer día en Mendoza fue increíble. Soltamos del bus, llenos de energía, y descubrimos una poción mágica (hecho por los dios, creo) llamado “Toro Viejo.” Andamos por estos toros viejos y legendarios toda la tarde, y fue una gran tarde. Fuimos a un acuario, donde vimos serpientes grandes y largos, y caminamos por las avenidas amplias de Mendoza. Muchos árboles grandes también: me gustaba mucho las sombras de estos árboles viejos. Tristemente los edificios no igualaran los árboles en belleza: vimos por la mayor parte apartamentos de bloque y edificios que parecían muy utilitario. Esa noche, fuimos a un país llamado Caro Pepes (o algo así) donde un mozo nos trató mal. Mintió sobre el precio de bebidas.

Pero todavía encantados por el hechizo del toro viejo, no importamos mucho y salimos a algunos bares y boliches, buscando como vertible Don Quijote para las míticas minas de Flores.

Si nuestro primer día en Mendoza fue un sueño, nuestro segundo fue una pesadilla. Me desperté al ruido de gemidos de mis compañeros. Por alguna razón tenía un gran dolor de cabeza y sentí un gran deseo para agua. Pero no había agua. En adición, la ventana de nuestro cuarto (en el segundo piso del hostel) fue abierta y el ruido de colectivos afuera era como clavos en tiza… (Más sobre todo esto luego)

No comments:

Post a Comment